Si miráis alrededor, o incluso en vuestra propia familia,
veréis que es bastante habitual encontrarse con que aquellos que tengan más de
30 o 35 años comiencen a tener problemas de perdida de pelo, algo natural,
la verdad. Bien sea por el uso de champús de mala calidad, por el estrés al que
está sometida la vida hoy en día o mismamente por herencia genética, la
alopecia está a la orden del día. Y bueno, tampoco es que sea nada grave, pero
a muchas personas sí es algo que les puede causar problemas de imagen,
especialmente cuando tienen un trabajo relacionado con la atención al cliente o
ventas, donde la baja autoestima puede mostrarse al exterior y acabar
perjudicando.
Así pues, para evitar malos ratos, lo mejor en estos casos
es acudir a un dermatólogo de confianza que pueda orientarnos al respecto.
Probablemente éste, si la alopecia del paciente ya está algo desarrollada,
recomendará un tratamiento de implante capilar, bien sea con la técnica FUE o
la técnica FUSS. Las más empleadas y con mejores resultados en las clínicas de
tratamiento capilar.
La primera de ellas, la técnica FUE, consiste en que el
especialista obtenga folículos capilares sanos de la nuca o el lateral de la
cabeza del paciente para después injertárselos en las zonas afectadas. Mientras
que la segunda técnica, la FUSS, consiste en la extracción de una lámina de
piel y cabello, también de la nuca o los laterales de la cabeza, para después,
microscopio en mano, separar los folículos sanos entre aquellos que lleven
1,2,3 o 4 raíces en su interior. Una vez hecha esta selección se procede a
realizar el injerto poniendo aquellos folículos con más raíces en las zonas
donde haga falta una mayor densidad de pelo.
Como podría esperarse cada método tiene sus ventajas y
desventajas. Por ejemplo en la técnica FUE
se destaca cómo no queda cicatriz o que el postoperatorio es bien corto,
mientras que en la parte negativa tendríamos que tener en cuenta cómo este método
requiere de mucho trabajo por parte del equipo de especialistas, por lo que el
tratamiento es más largo; por esa misma razón, claro está, es también más
costoso. En cuanto a la técnica FUSS podríamos destacar cómo se trata de
un procedimiento rápido, más económica que la FUE o que hay una mayor tasa de
supervivencia de las unidades foliculares trasplantadas; mientras que en la
parte negativa tendríamos que valorar temas como la pequeña cicatriz que deja
(que es prácticamente imperceptible) o el postoperatorio, más largo.
Lo dicho, preguntad a un dermatólogo, que nadie mejor que él
para asesoraros. Para más información echad un vistazo al siguiente
enlace: http://www.medicalhair.es/cirugia-capilar/tecnica-fuss-o-tecnica-fue.html
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